Texto de Dolina sobre Contratapas

La presentación de libros, era tiempo atrás, un hecho social, mundano. Una reunión de amigos que saludaban al autor y los editores.
Esta feria del libro también tenía horizontes más humildes: los libreros se congregaban durante algunos días para hacer ofertas o descuentos y para invitar algún escritor a que saludara a la gente.

Ambas entidades, la feria y las presentaciones, fueron haciéndose más importantes. La feria tuvo tanto éxito que permitió el crecimiento de actividades paralelas a la venta de libros: restaurantes, kioscos, pero también espectáculos de teatro, programas de radio y televisión, magos, acróbatas, políticos. También se contrató el lugar para fiestas, casamientos, cumpleaños, reuniones infantiles, deportivas, etc.
En cuanto a la presentación de libros, también empezó a ponerse cada vez más compleja. Los meros amigos fueron reemplazados por charlistas profesionales o por actores, o por músicos. Aparecieron directores que gestaron puestas en escena para mayor lucimiento de estos actos. Hoy podemos decir que presentar un libro es en sí mismo un hecho artístico que podríamos considerar como perteneciente a un género, un género que tiene sus reglas, sus códigos, sus tradiciones, su canon.
Incluso puede decirse que muchos escritores son más diestros en presentar sus libros, que en escribirlos. Llegan a un punto de sus carrera en que descubren que su verdadera vocación esta en la presentación de libros, y que las novelas, las poesías y los cuentos no habían sido sino un paso previo y enojoso para llegar al hallazgo de su verdadero lugar en el mundo.
Como se ve tanto en el desarrollo de la feria como en el crecimiento de las presentaciones hay un elemento que pasa a ser perturbador y molesto y que por lo tanto tiende a desaparecer. Me refiero naturalmente al libro. En los años que vendrán es muy probable que no haya lugar para libros de ninguna clase, ni en las presentaciones, ni en la feria.
Pero hoy tenemos un libro. Podríamos decir que es el libro de un dibujante, pero yo creo que es el libro de un artista. Las tiras de contratapas combinan el recurso espacial con el recurso temporal. Son dibujos, pero también cuentos y también música.
Producen una grata tensión conflictiva entre lo que se puede predecir y la sorpresa.
Alguien ha dicho, refiriéndose a la música que cuando la predicción es imposible (es decir cuando los sonidos son absolutamente aleatorios) el cerebro se deprime y se aburre. Y cuando la predicción requiere un trabajo nulo el cerebro se ve innecesario y se ofende. El goce artístico está entre esas dos calamidades.
Pero hay que decir algo más. Rep apuesta a la complejidad.
El acto artístico es un acto binario entre dos mentes que no pueden ser demasiado distantes. La emoción del arte sobreviene en el momento que compartimos alguna soledad. En una frase, en un verso, en un acorde, en una figura, sentimos de repente la alegría de aprehender su complejidad. Y este acto implica que a mayor complejidad del creador, mayor complejidad del contemplador. Seductor y seducido deben estar a la misma altura.
Este libro nos depara el placer de percibir lo complejo, no bajo la forma del acertijo, no se trata solamente de haber leído La Metamorfosis para captar el chiste de las cucarachas. Es la felicidad de saber, como han sabido todos los artistas de este mundo, que el arte consiste en trasmitir una complejidad.
Rep muestra y al mismo tiempo oculta, no sé si con pudor o con horror unas verdades que meten miedo y que únicamente pueden decirse en el lenguaje lunar de la poesía o el humor. Anoto brutalmente alguna de esas verdades.
El mundo no tiene sentido. Parece un lugar común de peluquería, pero es mucho más horroroso. Rep parece pensar que después de todo no importa mucho lo que uno haga, lo que uno piense, lo que uno desee. Las cosas ocurren de cualquier manera sin cumplir planes de castigo o recompensa, sin completar simetrías, sin justicia, ni belleza.
No importa mucho quién sea uno. Ni siquiera es seguro que uno sea alguien. Ni mucho menos es segura la constancia de los sujetos. Hoy podemos ser X y mañana Y, sin que a nadie le importe un bledo.
Nuestros sueños, la idea que tenemos acerca de nuestras decisiones, nuestros pensamientos y nuestra conducta diaria, siguen caminos trazados por otros y forman parte de una trampa siniestra.
El fascismo tiene formas cada vez más peligrosas por ser más tentadoras.
El edificio más alto es el que más solo se siente.
Este mundo insensato que Rep presiente, no le provoca indignación, ni deseos de venganza, ni resentimiento. Si cabe sospechar que todo es el sueño de un idiota, es preferible no hacer daño a nadie, no matar a nadie por una idea, por una aspiración de orden, por una pretensión filosófica. Los enemigos de Rep, la estupidez, la mentira, la violencia, la injusticia y también la sociedad de consumo, la televisión, reciben más piedad que odio. Rep reclama un mundo de libertad, de tolerancia, pero también de inteligencia y de sensibilidad. Un artista es alguien que percibe señales allí donde los demás no han visto nada.
Yo saludo y festejo está hermandad que el libro de hoy viene a establecer. Festejo también la posibilidad mundana de saludarme con personas que aprecio y los invito a empezar a huir de las presentaciones, de las ferias que vendrán, ya sin libros, sin escritores, sin lectores, ya consagrado su inevitable destino mediático.


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