NOTA DE TELAM Una biografía rayuelística de Cortázar dibujada por Rep

Como una hoja de ruta desordenada, el dibujante Miguel Repiso, o Rep para todos, traza en Una biografí­a rayuelística. Julio Florencio Cortázar episodios aleatorios de la vida del autor de Bestiario, dibujos que apuntan espontáneos a la esencia del emblemático y ovacionado escritor. Con una lí­nea inconfundible que garabatea entre piernas largas y una mirada de ojos profundos, a veces negros, otros azules, Cortázar va entre saltos por las páginas del nuevo libro de Rep, la materialización de un mural que el humorista gráfico dibujó en vivo en el Salón del Libro de Parí­s, del que Argentina participó como paí­s invitado de honor. Para sorpresa del público francés, Rep desafió al tiempo y lo transformó en medida accidentada, en homenaje y sintoní­a con su protagonista. "La biografí­a de Julio Florencio merece ese desacato, esa emergencia rayuelística, sentí­ un alborozo en el estómago cuando se me ocurrió lo del orden aleatorio", dice el dibujante a Télam. "Me encerré durante el verano a trabajar una biografí­a seca, probada, sintética de Cortázar y decidí­ no respetar la lí­nea de tiempo habitual que se estilan en las biografí­as, metí­ en una coctelera todos esos años, jugué aleatoriamente", explica el artista sobre este recorrido de dibujos cortazarianos, publicado por Planeta. Y con esa misma impronta, cuenta, "hice 35 bollitos de papel con cada año, los puse en una canasta y los fui sacando: juego, azar, la mano de un cronopio". Y ahí­, en la canasta, "estaba Cortázar, quien, fumando y sonriendo, me fue dando cada bollito según su antojo. Hay que subvertir, Cortázar hací­a eso, era un lúdico y un subversivo, desde la belleza, claro" De esa historia desorganizada, Rep, dibujante de primera hora del diario Página/12, eligió contar 35 de los 69 años de la vida del escritor: "¿Son muchos para una vida, no? Eso habla de una existencia intensa, años de hechos claves, de libros, de juegos cruciales, que elegí­ contar sin ningún lirismo, ni ampulosidad literaria. Más bien, casi informativo, seco, periodí­stico". "Mi vuelo -refuerza- está en los dibujos que acompañan esas descripciones, ahí­ estoy yo con el maestro", y sí­, ahí­ aparece Rep con su trazo tan propio contándolo a Cortázar, largo y de traje pisando con un pie la tierra y con el otro el éxito de una rayuela dibujada para el año 1963, fecha en que aparece por primera vez publicada la novela que rompió esquemas en la literatura hispanoamericana. O en 1918 un Cortázar pequeño de ojos azules enormes, que llega a Buenos Aires con cuatro años; el humo que escapa de su boca en 1956 cuando ese niño ya es un escritor reconocido, con Final del juego publicado en México, mientras escribe la novela Los premios y visita la Argentina en agosto hasta noviembre; o reposando en la tumba junto a su amor, Carol Dunlop. Y en todos esos cuadros el escritor ilustrado estremece con su mirada clavada y profunda, escoltada por un entrecejo remarcado, con unos ojos -de los que el dibujante hizo gala y así­ define- "tremendos, separadí­simos, vacunos, honestos, faros, radares, impertérritos, claros que como dibujante agradezco. Una hermosa mirada de cronopio, de bebé, de sabio, de valiente". Ese ida y vuelta por destellos biográficos del escritor -arranca en 1969 y termina en 1947, con el signo del juego como motor- fue guiado por "todos sus libros, aun los que no salieron. Sus amores, por lo menos tres mujeres, sus viajes, su itinerario polí­tico, y su graciosa figura saltando de uno a otro casillero rayuelí­stico de la vida". Al Rep lector le gustó mucho Bestiario y dice que "sus cuentos son inolvidables", pero hay algo que también le atrajo mucho siempre, su vida, "niño, maestro, intelectual, gorilón, exiliado, nostálgico de estas tierras, amoroso, respetuoso de sus mujeres, compañero, idealista y generoso. La suya es la prosa de un buen tipo, más allá de sus maestrí­as", desliza. Y es a la esencia cortazariana a la que apunta con éstos dibujos sencillos, emotivos, suspicaces, que incluso hasta coquetean con una ingenuidad casi infantil, en cada una de las páginas de este libro, una biografí­a que espera "invite a los lectores a volver a don Julio Florencio de una manera más próxima, como de un niño que dibujó a un gran niño..." "Y que puede ablandar el procerato que muchas veces instala la academia, las efemérides o las diatribas que quieren voltear a un gran escritor desde prejuicios que leen populismo ahí­ donde hay amor por la escritura para el lector universal, no para pocos. Cortázar es un argentino hermoso, luminoso, y nos quiso mucho", dice. Para el dibujante, Cortázar "siempre fue un niño, la polí­tica lo hizo salir de esa comodidad infantil, y sus audacias fueron primeramente literarias y luego poner el cuerpo para su ideologí­a". "Es un niño - completa y concluye- que pegó un estirón increí­ble, que no envejeció, que escribió lo que quiso y en argentino. Nunca belga, nunca francés, siempre porteño. Es nuestro, indudablemente, aunque haya nacido allá y sus huesitos estén allá". http://www.telam.com.ar/notas/201408/75058-una-biografia-rayuelistica-de-cortazar-dibujada-por-rep.html

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