NARANJIN TEMPRANERO


Con el error del peladito danés y la carambola que coronó su gol en contra, estalló el pub holandés, excepto uno de anteojos y remera roja, añeja, que en la espalda rezaba Laudrup. Se quedó quieto hasta el final del partido, más quieto después del segundo gol. Pero nadie lo gastó. Al final, la parcialidad (es un decir) holandesa lo saludó educadamente, y él se marchó como si hubiera perdido una tarjeta en el Bingo.

A las 7.45 estábamos citados en Plaza Italia, para abordar un colectivo naranja, cuyo cartel rezaba Orange bus. Eramos pocos aún, pero partimos hacia el pub Van Koning a la hora que estaba pactada. Se sabe que a partir de esta victoria, el micro estará cada vez más colmado, y si el trámite triunfal se prolonga, saldrá tras cada partido a recorrer la ciudad de la que se llevaron a la princesa Máxima. En el pub hay una foto de ella niña, en uniforme escolar, cuando su papi funcionario de la dictadura a veces la llevaba en el auto oficial al colegio privado. Debajo de la foto, un cartel reza Envidia. El lugar es grande, hay varias pantallas diseminadas en todo el boliche, pero todos se amuchan en el ámbito de la barra. Obviamente, un alto porcentaje de rubios y blondas. Y mirando a esta gente no se entiende lo de Países Bajos.

Realmente fue superior Holanda. Enfrente tuvieron a una decena de Hamlets ligeritos. El primer tiempo se midieron, pero estaba claro que el que se equivocaba perdía. Y no bien empezó el complemento, pasó. Luego entró el morocho habilidoso, Elia, que hizo todo bien, y Dinamarca desapareció. Elia en el palo y Kuyt de rebote, y a cobrar, sin hacer chistes con la Afip. A partir de ahí, más cervezas relajadas y cotillón, y hasta creí ver un Van der Kerkof, con yeso en el brazo, inflable. Y gracias a la alegría nadie indagó mi falso parentesco con Rep, el célebre ataque de la Naranja Mecánica del ’74 y ’78. Zafé.

Una hora más tarde estaba el plomo Camerún-Japón. Es difícil madrugar y luego aguantar un partido entre dos que no saben cómo jugar. Ganó el que insistió con los centros desde la derecha, y en una la paró bárbaro y a colocar Honda. Qué grupo anodino, el E.

Un párrafo antes de Paraguay-Italia: el jueves, un amigo con el que vimos a Argentina nos señaló el láser que apuntaba a Maradona y a Messi. Alarmado, creía que iban a atentar contra ellos en pleno partido, algún francotirador nostálgico del apartheid. Hoy se confirmó la información. La FIFA ya abrió una investigación. Mi amigo tenía razón. Si necesitan un testigo, no hay más que llamarlo, está disponible y puede viajar a Johannesburgo cuando lo necesiten. Se llama Roberto.

Paraguay casi da el golpe. Lástima, hubiera sido un lindo homenaje para Cabañas, y un mensaje a sus atacantes mexicanos. Pero, bueno, otro partido sin habilidosos. Hasta ahora hubo sólo tres en once partidos. Hoy, si gana Nueva Zelanda puede ser puntera de su grupo ¡con Italia y Paraguay en el cuarteto! Qué raro es el fútbol, qué azarosas son las primeras rondas.

Nueva Zelanda... ¿habrá un pub neocelandés?

Me preocupa una cosa: ¿por qué no dirige Bora Milutinovic en este Mundial?

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